En la era digital hay tanta información como confusión acerca de algo tan orgánico y natural como nuestra alimentación. Continuamente leemos qué, cuánto y cómo comer, y a menudo basamos nuestra dieta en las directrices de la última tendencia…  

    Poco sorprende que la mayoría de nosotr@s vivamos desconectad@s de nuestro cuerpo y sus mensajes: comemos sin hambre o dejamos de comer estando todavía hambrient@s, pensamos y calculamos nuestra ingesta en lugar de escuchar nuestros instintos, e intentamos ignorar en lugar de satisfacer las necesidades de nuestro apetito.
    ¿No sería más sencillo e indudablemente más satisfactorio hacer el movimiento inverso? ¿no sería más cabal, al sentir hambre, preguntarnos qué nos apetece comer: frío-caliente, crujiente-esponjoso, cremoso-claro, pesado-ligero, fresco-encurtido, sencillo-elaborado, dulce, salado, ácido, amargo, picante…?
Mi propuesta personal y profesional es siempre:
ESCUCHAR, INTERPRETAR Y RESPETAR nuestra sabiduría natural.
ESCUCHAR Y RESPETAR está en tu mano.
Para ayudarte a INTERPRETAR, te ofrezco una serie de entradas a modo de herramienta para elaborar TU dieta ideal.
Esta primera entrada tiene como objetivo:
–   ayudarte a identificar las señales con las que nuestro organismo nos alerta de carencias nutricionales que necesitan ser atendidas, no acalladas.
–   ofrecerte fuentes saludables donde obtener los nutrientes que tu cuerpo necesita.