1. Vives como un trastorno cualquier situación que salga de la rutina; incluso unas vacaciones, una boda o una celebración familiar.
  2. Arrastras resfriados e infecciones a lo largo del año.
  3. A menudo te duele el cuello o la espalda.
  4. Frecuentemente tienes jaquecas o dolores de cabeza.
  5. Comes con ansiedad o por impulsos.
  6. Tienes molestias gastrointestinales.
  7. Tus reglas son irregulares y/o acusas síndrome premenstrual.
  8. Te encuentras malhumorad@, triste o taciturn@ más a menudo de lo que querrías.
  9. Te cuesta dormir por la noche. Tienes sueños vívidos y/o recurrentes, hablas o rechinas los dientes en tus sueños.
  10. Cada mañana aprietas el botón de “snooze” de tu despertador varias veces y no tienes sensación de haber descansado.

Todos y cada uno de los síntomas anteriores (de manera individual o conjunta) son señales inequívocas de un alto grado de estrés crónico.

Sin embargo, habitualmente tendemos a justificarlos relacionándolos con hechos puntuales: una mala postura durmiendo, una época de comidas copiosas, habernos acostado más tarde de lo habitual…. y pensamos que la solución estriba en corregir estas situaciones coyunturales en lugar de emprender un cambio estructural que erradique no el síntoma sino la causa del problema.

Así que, si te identificas con 7 ó más de las afirmaciones anteriores, tu cuerpo, tu mente, y tu “yo” emocional están pidiendo a gritos tu atención.

Si, con frecuencia, te escuchas quejarte de no tener tiempo para tí, éste es tu momento.

Nadie va a brindarte ese tiempo. Tienes que reclamarlo .

El cambio que estás buscando no va asuceder. Sólo tú puedes hacerlo suceder.

Párate, escúchate y siéntete.

  1. Deja de lado las excusas.
  2. Deja marchar aquello que te hace mal.
  3. Dedica tiempo a lo que te hace bien.
  4. Toma conscientemente la decisión de cuidarte: alimentarte mejor, tomarte la vida de otra manera, ponerte en forma…
  5. Encuentra un propósito, algo que te apasione, algo pequeño que llene cada día de tu vida.

En mi caso, esa pasión se llama yoga; mi momento mágico cada día es ése en que practico o comparto mi práctica con mis alumn@s.

En tu caso, posiblemente se llamará de otra manera. O de la misma…

Párate, escúchate, siéntete y CREA en cada uno de tus días TU MOMENTO de magia.